Cuando
hablamos de fútbol, cualquier debate está servido. Recientemente se ha visto, “y
debatido” evidentemente, la salida del futbolista Di María del Real Madrid y
ahora todo son elogios sobre su juego, su condición, su capacidad de
participación en el equipo en que discurre (lo dicen del Manchester, al igual
que de la selección argentina).
¿Y
qué hago yo hablando de fútbol?, se preguntarán los que me conocen.
Viendo
este caso del mencionado futbolista, me vienen a la cabeza numerosos y variados
ejemplos que demuestran cómo la presión del entorno de cualquier deportista
puede afectar directamente a su rendimiento.
El
deportista está supeditado más de lo que se piensa a su capacidad mental. La
mente y su situación personal ejercen una especie de liberación –si es una
situación óptima y tranquila- o bien puede ser todo lo contrario ejerciendo
presión o bloqueo que puede llegar a ser imperceptible para el propio
deportista.
Ya
son más de quince años que ejerzo como entrenador de diversos deportistas, de diferentes
niveles, capacidades e idiosincrasias. Esta experiencia cada vez me pone más en
evidencia la importancia de lo que el “entorno” del deportista afecta a
aquellas cuestiones que aparentemente sólo deberían estar dedicadas
exclusivamente al entrenamiento. Lejos de la realidad.
Entre
los ejemplos que he encontrado pueden ser los siguientes:
1º
Que un atleta, tras tiempo de entrenamientos en óptimas condiciones,
planificado de forma correcta y puesto en práctica tal y como había sido planificado
no llegar a rendir según lo esperado en las competiciones.
Tras
la trascendental decisión de separarse de la que había sido su esposa hasta aquel
momento y fruto de lo que había estado siendo una complicada convivencia, en
cuestión de diez días aquel deportista mejoró ostensiblemente su rendimiento en
competición.
Se
liberó de su presión mental cosa que lo catapultó a un mejor resultado deportivo.
Espero que nadie opte por esta opción sólo por el mero hecho de bajar unos
tiempos sus marcas o mejorar unas posiciones.
De
la misma forma, el entorno familiar puede ser la causa de un óptimo rendimiento
y el hecho de prescindir de este entorno te puede llevar un poco más abajo en
el nivel depotivo.
2º
Otro caso podría ser el de atletas que por algún revés momentáneo, inesperado y
con cierta trascendencia para él en un momento dado, puede provocar una
situación de preocupación tal que haga que su rendimiento pueda verse alterado
(en este caso a la baja): un despido laboral, un suspenso en un examen al cual
le tenías depositadas unas fuertes expectativas, etc.
De la misma forma, que una noticia favorable (y trascendente) pueda ejercer el resultado inverso: aprobar unas oposiciones, una mejora salarial y/o de condiciones laborables, etc.
Con todo esto quiero dejar claro de la importancia de nuestro día a día con respecto a nuestros hábitos deportivos, y que éste no viene exclusivamente determinado de forma implacable por nuestro entrenamiento. Gran cantidad de variables pueden afectarnos y nadie queda alejado de ellos.
Volviendo al fútbol, ¿alguien cree que de una forma o de otra, a Messi no le ha podido afectar su affair con Hacienda en el pasado Mundial de Brasil? Lo que a mí no me extraña, es que en estos momentos Ángel Di María, sintiéndose liberado de las presiones que pudiera tener con los cracks del Real Madrid, tenga la capacidad para rendir más de lo que últimamente lo estaba haciendo.
Otra cosa será, la presión que de ahora en adelante comenzará a tener tanto en el Manchester como por parte de la prensa inglesa, y cómo será capaz de sobrellevarlo.
El tiempo siempre vuelve a poner las cosas en su sitio.
¿Vosotros tenéis alguna experiencia que os haya puesto en evidencia esto de lo que os he hablado en este post? Os invito a compartirlo en los comentarios.